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¿ Qué es la RSE ?

La Comisión Europea define la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores.

Según el Foro de Expertos reunidos al amparo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, la RSE es, además del cumplimiento estricto de las obligaciones legales vigentes, la integración voluntaria en su gobierno y gestión, en su estrategia, políticas y procedimientos, de las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de respeto de los derechos humanos que surgen de la relación y el diálogo transparentes con sus grupos de interés, responsabilizándose así de las consecuencias y los impactos que derivan de sus acciones.

De estas definiciones podemos extraer las características básicas de la RSE:

 

  • El carácter voluntario de las iniciativas y actuaciones de la RSE.
  • El alcance de la RSE, que va más allá del cumplimiento de las obligaciones legales.
  • El enfoque estratégico y transversal que deben tener las actuaciones de RSE.
  • La RSE como un proceso dinámico.
  • El compromiso e implicación de todos los grupos de interés.
  • En los últimos años la RSE se ha convertido en el nuevo paradigma de gestión empresarial, que cada vez más compañías van asumiendo en el seno de sus estrategias. La competitividad responsable surge como una nueva regla de juego, y ello ha dado lugar al desarrollo de múltiples pautas, estándares, y sistemas de gestión, que buscan sistematizar la RSE tanto en el plano de la práctica como del reporte.

 

¿POR QUÉ CONSIDERAR LA DISCAPACIDAD EN EL MARCO DE LA RSE?

Las políticas de RSE de las empresas no pueden olvidarse del 8.5% de la población que suponen las personas con discapacidad. En consecuencia, la discapacidad debe ser una dimensión a incorporar a la RSE, incluyendo a este colectivo como un grupo de interés más.

La comunicación con este grupo se ve facilitada por el hecho de que las personas con discapacidad cuentan con entidades representativas de una gran profesionalidad. Es importante que la empresa tenga en cuenta a las organizaciones de personas con discapacidad en los procesos de consulta generales que realice periódicamente con sus grupos de interés.

Además, considerar a las personas con discapacidad supone aprovechar el potencial y el talento de un importante porcentaje de la población.

La discapacidad es uno de los factores que componen la diversidad, siendo ésta un valor en alza en la gestión de las empresas.

Así mismo, hay que tener en cuenta que el colectivo de personas con discapacidad y sus familias constituye un grupo de potenciales clientes, de gran atractivo para muchas empresas. Los productos y servicios específicos, o los desarrollados a partir de los criterios de diseño para todos y accesibilidad universal, de interés también para una población cada vez más envejecida, pueden constituir una oportunidad de negocio.

Por otro lado, en un entorno altamente competitivo, una buena práctica empresarial en relación con las personas con discapacidad puede suponer un factor diferencial, incrementando la reputación y mejorando la imagen.

Por último, la discapacidad es un aspecto de creciente regulación. Una empresa responsable ha de respetar la normativa, buscando la excelencia en el cumplimiento de la misma, y haciendo propios los principios regulados. Diferentes aspectos relacionados con la discapacidad están regulados de manera específica y lo estarán más en un futuro próximo. Ejemplos recientes son la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por el Gobierno Español, y que por tanto deberá hacer cumplir, o la Ley de Contratos del Sector Público (Ley 30/2007), que considera la posibilidad de primar entre los proveedores a aquellos que emplean a personas con discapacidad.

¿EN QUÉ CONSISTE LA RSE-D?

La incorporación de la dimensión de la discapacidad en la RSE comienza por reconocer al colectivo como un grupo de interés, y desde una perspectiva amplia: no sólo como empleados, sino también como clientes/usuarios, como proveedores, como accionistas e inversores, y como comunidad externa a la empresa lo que entroncaría con el ámbito de acción social.

Una actuación responsable en materia de discapacidad debe incorporar como condición sine qua non el cumplimiento de la normativa. Un plano sería la responsabilidad legal de las empresas en materia de discapacidad; y otro plano diferente sería la responsabilidad social de las mismas en este campo, que se enclava en el terreno de la voluntariedad, y que constituye un proceso dinámico ajustable a la realidad de cada empresa y sector.

La incorporación de la dimensión de la discapacidad en la RSE afecta transversalmente a la política de la empresa, incluyendo compromisos, actuaciones y prácticas que trascienden la mera acción social y puede ser aplicable a los diferentes ámbitos de la RSE, como por ejemplo, gobierno, política de inversión, transparencia, recursos humanos, relaciones con clientes y proveedores, etc.

Podemos hablar de RSE y Discapacidad, en adelante "RSE-D", como la incorporación de manera transversal de la dimensión de la discapacidad en las diferentes vertientes de la política de RSE de las empresas, considerando al colectivo de personas con discapacidad entre sus grupos de interés.

 

LA RELACIÓN ENTRE LA RSE Y LA DISCAPACIDAD ES...

  • Transversal a todas las actuaciones de RSE.
  • Un proceso dinámico.
  • Un binomio que debe adaptarse a la realidad de cada empresa.