El inicio de este compromiso con la inclusión apareció sin buscarlo hace casi una década. En un momento de la temporada, un exceso de trabajo provocó la "necesidad puntual" de ampliar la producción un domingo y para ello se solicitó ayuda a una "empresa hermana".

Así llegaron a trabajar en pleno fin de semana varias personas sordas, que pasaron la jornada elaborando ramos de flores y que al final del día "se fueron felices" de la labor que habían desempeñado y de cómo les habían tratado en Flores Isabelita. Volvieron a su empresa habitual pero sembraron una semilla que ha germinado con fuerza a medida que han pasado los años.

Los responsables de Flores Isabelita vieron que las personas con discapacidad habían realizado a la perfección su trabajo y que sus problemas auditivos no habían sido una barrera. Pensaron que podían dar la "oportunidad" a más personas en situación similar y comenzaron a investigar los requisitos legales para hacerlo realidad.

A finales de 2016 dieron el paso y contrataron a 20 personas sordas para que desempeñar las mismas funciones que el resto de la plantilla. "A día de hoy tenemos 80", destaca Cardona con el orgullo de haber dado un salto de gigante hacia a la inclusión y haberse convertido en una de las empresas de Colombia que mejor ejemplifica este reto.

"Trabajar con personas con discapacidad es valioso porque nos enseña lo frágil que es la humanidad y lo que podemos cambiar en una persona cuando es incluida, cuando le estamos dando la oportunidad de cambiar su vida, cuando le estamos dando la posibilidad de crecer", añade Cardona.

ESTUDIAR Y LOGRAR UNA VIVIENDA

Gracias el trabajo conseguido en Flores Isabelita, algunas de estas personas "han empezado a estudiar" y otras han iniciado "su proyecto de vivienda". La analista de Gestión Humana de esta compañía ensalza especialmente que con el salario que perciben también pueden "dar una mejor calidad de vida a sus hijos" en un país donde sigue existiendo mucha desigualdad y regiones de pobreza. En definitiva, es otra forma de "construir país".

Gloria Flórez da fe de ello. Esta trabajadora de Flores Isabelita explica que va a tener su propia casa porque "las bonificaciones me han servido para ahorrar" y además la empresa le "ayudó a hacer realidad ese sueño". Pero sobre todo subraya que aquí dan "la oportunidad de trabajar a gente con muchas dificultades".

Según datos oficiales del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, en este país había un total de 1.298.738 personas con discapacidad identificadas y localizadas en 2019. Esta cifra equivale al 2,3% de la población nacional.

El compromiso social de Flores Isabelita no se ha quedado ahí. Tras la incorporación de personas sordas a la empresa, ha seguido dando empleo a otros colectivos vulnerables del país como la comunidad Lgtbiq+ y víctimas de desplazamiento forzado.

Para ello, cuenta con el apoyo del Servicio de Empleo de Comfama, una consultora muy implicada en la integración social de las personas con discapacidad en Colombia y su empleabilidad. Su empeño es acompañar a negocios locales a desarrollar estrategias para la inclusión laboral de estos colectivos, así como derribar las barreras físicas y mentales que existen en el país hacia la discapacidad.

El Servicio de Empleo de Comfama forma parte del programa Por Talento para la inclusión laboral de personas con discapacidad en Latinoamérica. Esta iniciativa, fruto de la alianza en esta región entre Fundación ONCE y BID Lab, exporta a países como Colombia, Costa Rica, República Dominicana y Ecuador las buenas prácticas y el ejemplo de inclusión social que el Grupo Social ONCE realiza en España.

Para ello, con el apoyo de socios locales transfiere conocimientos y metodologías de acompañamiento a personas con discapacidad y empresas socialmente incluyentes en todo lo relacionado con procesos de accesibilidad del Servicio de Empleo, intermediación, formación, orientación y vinculación laboral.