Las empresas se decantan por actuaciones cada vez más éticas

Ilustración sobre el comportamiento ético

Después estudiar distintos casos sobre el desarrollo de leyes y normas que regulan la presentación y elaboración de memorias de sostenibilidad, expertos de Harvard y de la London Business School han concluido que las acciones de responsabilidad social se han incrementado por parte de las empresas.

Entre las conclusiones a las que llegan Ioannis Ioannou, de la escuela británica, y George Serafeim, de la universidad norteamericana, figuran que el desarrollo sostenible y la formación de los empleados son prioritarios para las compañías, y además mejoran el gobierno corporativo de las mismas.

Por otra parte, las compañías implementan más prácticas éticas, con lo que se reducen los riesgos y actuaciones de soborno y corrupción y se mejora su credibilidad. También hay una mayor supervisión de los consejos de administración sobre la alta dirección. Todo esto se da de una forma más acentuada en aquellas empresas que operan en un entorno más regulado sobre la forma de informar de este tipo de actuaciones.

Los resultados del informe señalan que la memoria de responsabilidad social no solo mejora la transparencia, sino que también provoca cambios en el comportamiento de las empresas.

Poner a disposición de los grupos de interés la información social, medioambiental y de gobierno corporativo, según los expertos, fuerza a las empresas a gestionar estas materias de una manera más efectiva con el objetivo de no defraudar las expectativas que tienen en la compañías estas partes interesadas.

Los investigadores, que han estudiado la situación en 54 países, señalan que existen varias vías para incentivar los informes de responsabilidad social. Una opción es la voluntariedad y dejarlo en manos del propio mercado. Una segunda es que el regulador introduzca medidas que complementen la acción de los mercados.

En esta segunda alternativa hay distintas posibilidades, como la obligatoriedad de informar, desarrollar incentivos para que las empresas informen, que los gobiernos promuevan estándares internacionales como el Global Reporting Initiative, o que transfieran la regulación a entidades como los organismos de mercados de valores.